Requiem
in D minor de Mozart suena levemente en
los entresijos de mi habitación , es domingo noche, punto y final a un intenso
fin de semana que comenzó el viernes con el tradicional Vía Crucis del Cristo
de Medinaceli y de él y su gente va esta entrada .
Desde que era un enano -tenía
12 años o así- empecé a ir a los susodichos vía crucis siempre al lado de la
cabeza de la procesión, bien con farol o estandarte en mano, pero este año algo
me hizo cambiar de idea ya no me dieron el mando de esa parte de la procesión y
aparte había un relevo asegurado de jóvenes ilusionados por portar tales insignias
,- y soy de los que piensan que cuando aparece alguien más joven que tú con
ganas y entusiasmo hay que dejarle el puesto que tu ocupas- con lo cual este
año y en vistas del panorama me propuse entremezclarme con la gente e ir
cerquita del trono en silencio y disfrutando del silencio, la oración , la
reflexión y por supuesto la compañía de
Nuestro Padre Jesús de Medinaceli.
Y en una de mis idas y
venidas mis sentidos se pararon ante las protagonistas de este relato, silenciosas pero fervorosas a la vez, ancianas
pero jóvenes en fe, pero muy peculiares ambas ,estas mujeres para mí son un
ejemplo de entrega, cariño, valor y de amor por el prójimo, una de ellas salta
a la vista que presenta ceguera total o casi, la misma siempre va agarradita del brazo de la
otra mujer, desconozco el parentesco entre ambas , pero siempre va una al ladito de la otra, la edad
rondara quizás los 80 o cerquita esta con lo cual más valor tiene tan magnífico
acto de caridad y amor pues como por todas las personas de esa edad la vida no
les ha sido nada fácil: hambre , penurias, guerra etc.. y sin embargo rocosas con
la fe y el Señor cada viernes se muestran, una guía y otra camina donde la ‘’hermana’’
la conduce. Qué cosa más bonita ir a la calle y encontrarte con tal gesto de
entrega y compromiso, por desgracia hoy en día en general carecemos de los
mismos pero no solo de esos sino de otros valores como la caridad, la entrega,
el amor , la responsabilidad y un sinfín más , quizás deberíamos tener
presentes que con un simple gesto la vida puede ser más sencilla para ti y para
quien tienes cerca .Nunca debemos olvidar que el tiempo pasa que nadie muere
como nace, nadie tiene siempre el mismo físico pero si el mismo corazón y el mismo interior, a veces los bienes
materiales nos alejan del verdadero sentido de la vida, el disfrutarla y el
ayudar a la gente cuando te necesitan, por eso debemos ser pastores que cuidan
de sus ovejas – si me permiten el símil-, y como yo he encontrado la
inspiración en estas mujeres, quizás tu debas buscar en que fijarte para ser
mejor persona y ahora que es tiempo de reflexión y oración debes hacerte una
pregunta interior que yo te propongo¿ quién soy y que hago en la vida para
ayudar?.
Espero vuestras
respuestas y tened siempre en mente que la caridad y el amor no entienden de edades,
pero que bonito es cuando se hace con el corazón y con lo más profundo del
alma.
José María Cámara Salmerón
Cofrade y soñador
17/5/13
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