''Al final, mi vida, se mide por cada Semana Santa''

Antonio Bejarano


viernes, 6 de julio de 2018

CIEZA , HOY (II): Atardece tras el Maripinar.



ATARDECE TRAS EL MARIPINAR


Cuando por primera vez nos enfrentamos a la asignatura de Filosofía de lo primero que nos hablan es del Mito de la Caverna, de Platón. El fuego es la vida misma, que dibuja nuestra forma de vivir, los esclavos somos los hombres y mujeres, que no vemos más allá de nuestra realidad diaria, una realidad que viene definida por los hombres que llevan los objetos que sobresalen por encima del muro, y son proyectados en la pared donde los esclavos ven pasar la vida. Esos hombres que proyectan objetos son nuestros jefes, nuestras cargas, nuestras familias y todo aquello que no nos permite ver la vida de otra forma, más que de la forma en la que la rutina nos obliga a vivir.

Los ciezanos tenemos una escapatoria, entre tantas otras, para poder salir de la Cueva de Platón y alejarnos de esos hombres que nos proyectan nuestras cargas frente a nuestras retinas. Unas veces escapamos de ellos haciendo deporte, otras tomando un cubo, otras simplemente caminando, pero pocas veces escapamos de ellos mirando al horizonte tras el Maripinar.

Se alza majestuoso un entorno que camina entre el abandono de su joya: La Casa de las Delicias, y las palmeras que sirven de remembranza a los tiempos en los que el Valle de Ricote era poblado por moriscos .El Maripinar es también punto de encuentro para aquellos que en el pecho llevan un lema escrito a fuego: ‘’VALE QUIEN SIRVE’’y por supuesto, el Maripinar es sinónimo de la buena gastronomía murciana.

Realmente todo lo anterior está ahí, a cualquier hora del día, a cualquier minuto de nuestra vida, pero cuando el día comienza a dormir en las aguas tranquilas del Segura, tras el Maripinar se divisa un espectáculo que merece la pena ser contemplado. Nunca es igual, pero siempre te regala unos minutos, e incluso segundos, de magia, de colorido e incluso de fantasía.

Los atardeceres son un tesoro, que aunque efímero, nos permite embobarnos por unos segundos, nos permite abstraernos de la realidad del día a día. Cieza tiene un entorno privilegiado que se ve acrecentado cuando Helios recoge con su carro el sol, día tras día, pero mientras surca los cielos nos regala unos minutos de belleza incuestionable. El cielo inunda de rojo, naranja, amarillo, blanco y azul la huerta ciezana, mientras que el Segura es el espejo privilegiado donde cada noche el atardecer se mira la cara.

El atardecer es tan conocido como desconocido a la vez, no somos conscientes de que está sucediendo hasta que vemos como el cielo poco a poco se degrada del amarillo al azul oscuro. El amarillo inicial del atardecer baña nuestra ciudad y su huerta de una tonalidad que lo cambia todo, ese tono amarillento modifica la visión de nuestros monumentos, calles e incluso vecinos, haciendo de esos primeros instante unos instantes ideales para ver bajo una óptica distinta el comienzo de un nuevo atardecer, y ¿Por qué no? la vida misma. Además, si le echas imaginación, y suerte tienes, las nubes podrán dibujar todo tipo de seres en el cielo de nuestra vida. Las nubes, por otro lado, acrecientan la belleza de los atardeceres y los hace más intensos todavía.

Hoy te invito a que detengas tu vida por unos instantes, hoy te invito a que acudas a los fantásticos miradores que Cieza tiene sobre su huerta: la Ermita del Santo Cristo del Consuelo o El Muro y te detengas a observar como el cielo pasa de ser plano a ser un contraste de colores cálidos. Te prometo que ningún atardecer será igual, pero siempre te enamoraras. Los cambios de temperatura y de tiempo son las mejores fechas para ver los mejores atardeceres que nunca imaginarias.

Tenemos entornos privilegiados que al fusionarse con el atardecer entran en una dimensión inhóspita. El Almorchón, las llanuras del Cagitán, las aguas del Segura o El Maripinar, entre otros, no tienen nada que ver cuando el atardecer los baña con su luz. Aprovecha estos días de verano para detener tu vida, y por unos segundos abstraerte viendo el atardecer tras el Maripinar.
Os espero en quince días, mientras sigo observando la vida




José María Cámara Salmerón
Cofrade y Soñador
17/5/13


                                   

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