ATARDECE TRAS EL MARIPINAR
Cuando
por primera vez nos enfrentamos a la asignatura de Filosofía de lo primero que
nos hablan es del Mito de la Caverna, de
Platón. El fuego es la vida misma, que dibuja nuestra forma de vivir, los
esclavos somos los hombres y mujeres, que no vemos más allá de nuestra realidad
diaria, una realidad que viene definida por los hombres que llevan los objetos
que sobresalen por encima del muro, y son proyectados en la pared donde los
esclavos ven pasar la vida. Esos hombres que proyectan objetos son nuestros
jefes, nuestras cargas, nuestras familias y todo aquello que no nos permite ver
la vida de otra forma, más que de la forma en la que la rutina nos obliga a
vivir.
Los
ciezanos tenemos una escapatoria, entre tantas otras, para poder salir de la
Cueva de Platón y alejarnos de esos hombres que nos proyectan nuestras cargas
frente a nuestras retinas. Unas veces escapamos de ellos haciendo deporte,
otras tomando un cubo, otras simplemente caminando, pero pocas veces escapamos
de ellos mirando al horizonte tras el Maripinar.
Se
alza majestuoso un entorno que camina entre el abandono de su joya: La Casa de las Delicias, y las palmeras
que sirven de remembranza a los tiempos en los que el Valle de Ricote era poblado por moriscos .El Maripinar es también
punto de encuentro para aquellos que en el pecho llevan un lema escrito a fuego:
‘’VALE QUIEN SIRVE’’y por supuesto, el Maripinar es sinónimo de la buena
gastronomía murciana.
Realmente
todo lo anterior está ahí, a cualquier hora del día, a cualquier minuto de
nuestra vida, pero cuando el día comienza a dormir en las aguas tranquilas del
Segura, tras el Maripinar se divisa un espectáculo que merece la pena ser
contemplado. Nunca es igual, pero siempre te regala unos minutos, e incluso
segundos, de magia, de colorido e incluso de fantasía.
Los
atardeceres son un tesoro, que aunque efímero, nos permite embobarnos por unos
segundos, nos permite abstraernos de la realidad del día a día. Cieza tiene un
entorno privilegiado que se ve acrecentado cuando Helios recoge con su carro el
sol, día tras día, pero mientras surca los cielos nos regala unos minutos de
belleza incuestionable. El cielo inunda de rojo, naranja, amarillo, blanco y
azul la huerta ciezana, mientras que el Segura es el espejo privilegiado donde
cada noche el atardecer se mira la cara.
El
atardecer es tan conocido como desconocido a la vez, no somos conscientes de
que está sucediendo hasta que vemos como el cielo poco a poco se degrada del
amarillo al azul oscuro. El amarillo inicial del atardecer baña nuestra ciudad
y su huerta de una tonalidad que lo cambia todo, ese tono amarillento modifica
la visión de nuestros monumentos, calles e incluso vecinos, haciendo de esos
primeros instante unos instantes ideales para ver bajo una óptica distinta el
comienzo de un nuevo atardecer, y ¿Por qué no? la vida misma. Además, si le
echas imaginación, y suerte tienes, las nubes podrán dibujar todo tipo de seres
en el cielo de nuestra vida. Las nubes, por otro lado, acrecientan la belleza
de los atardeceres y los hace más intensos todavía.
Hoy
te invito a que detengas tu vida por unos instantes, hoy te invito a que acudas
a los fantásticos miradores que Cieza tiene sobre su huerta: la Ermita del
Santo Cristo del Consuelo o El Muro y te detengas a observar como el cielo pasa
de ser plano a ser un contraste de colores cálidos. Te prometo que ningún
atardecer será igual, pero siempre te enamoraras. Los cambios de temperatura y
de tiempo son las mejores fechas para ver los mejores atardeceres que nunca
imaginarias.
Tenemos
entornos privilegiados que al fusionarse con el atardecer entran en una
dimensión inhóspita. El Almorchón, las
llanuras del Cagitán, las aguas del Segura o El Maripinar, entre otros, no tienen nada que ver cuando el atardecer
los baña con su luz. Aprovecha estos días de verano para detener tu vida, y por
unos segundos abstraerte viendo el atardecer tras el Maripinar.
Os espero en quince días, mientras sigo observando la vida
José María Cámara Salmerón
Cofrade y Soñador
17/5/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario