''Al final, mi vida, se mide por cada Semana Santa''

Antonio Bejarano


miércoles, 7 de marzo de 2018

ARTE SACRO ESPAÑOL: NTRO . PADRE JESÚS EN SU SOBERANO PODER ANTE CAIFAS de LUIS ORTEGA BRU.

@JoseMariaCamara / @itasanc / Fotos de @IsraelAC94

Volvemos otra semana mas con este nuevo espacio que la pasada semana inicié. Hoy debuta mi querida Laura Sánchez, llevándonos hasta el corazón del Barrio León (Sevilla) .Desde donde cada Lunes Santo sale San Gonzalo. 

Hoy Laura Sánchez nos habla de una obra soberbia en la que Ortega Bru dejó su impronta tan personal, una obra que cada vez que pisa la calle deja atónitos a todos los que la observan, tanto por su hechura como por su forma de andar.

Muchas gracias Laura por tu colaboración.

Con todos ustedes el SOBERANO PODER.

EGO SUM...
Ntro. Padre Jesús en su Soberano Poder ante Caifás.

Luis Ortega Bru (San Roque, Cádiz, 16 de septiembre de 1916-Sevilla, 21 de noviembre de 1982) 

Pontificia y Real Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos de Ntro. Padre Jesús ante Caifás, Ntra. Sra. de la Salud y San Juan Evangelista (Hermandad de San Gonzalo).

Sale en procesión penitencial el Lunes Santo en la ciudad de Sevilla.



señor del Soberano Poder ante Caifás de San Gonzalo / ISRAEL ADORNALa cofradía se funda en 1942 en la parroquia de San Gonzalo, efectuando por primera vez su estación de penitencia en 1948. El primer paso representa el momento en que Jesús está ante Caifás, sumo sacerdote del Sanedrín, en presencia de Anás, José de Arimatea, un soldado romano y un esclavo negro que entre sus manos sostiene el libro de las profecías.

El grupo fue elaborado por Antonio Castillo Lastrucci en el año 1962, si bien, llegado 1974 se percibe que la imagen de Cristo no se encuentra en buenas condiciones ya que despedía aserrín cuando se procedía a su manipulación. Aprovechando esta circunstancia, la hermandad se dirige a Luis Ortega Bru, que en ese momento se había alejado de su tierra para establecerse en Madrid, a fin de que tallara una nueva imagen del Redentor. 

La imagen sale en procesión por primera vez en 1975, incorporando al misterio  un año después  la efigie de Caifás, del propio Ortega Bru, en cuya expresión el artista quiso dejar para la posteridad el gesto de enfado de Juan Vizcaya, capataz de Sevilla que entró dentro de la mitología popular de la ciudad como consecuencia de su prematuro fallecimiento.

El rostro del Caifás refleja con un realismo extraordinario, el carácter  exacerbado, la ira y la maldad que era capaz de manifestar el Sumo Sacerdote en contraposición con la nobleza de Cristo.


La obra fue realizada en un periodo dentro de la producción del artista que algunos autores, como D. Benito Rodríguez Gatius, califican de “etapa del barroco depurado”, de tendencia más expresionista, menos equilibrada y serena, en la que el autor juega con determinadas desproporciones anatómicas para generar imágenes de gran fuerza y dinamismo bajo postulados de la terribilitá miguelangelesca.




Pero quizás éste no sea un paralelismo caprichoso, ya que ambos artistas fueron espíritus atormentados, Ortega Bru por el drama familiar que le tocó vivir cuando fusilaron a sus padres en plena Guerra Civil, y Miguel Ángel por sus enfermedades:  “Vivo solo y miserable, encerrado como la savia dentro del árbol.  Mi voz es como una avispa prisionera en un saco de piel y huesos…. Mis dientes castañean como las teclas de un viejo instrumento musical… Mi cara es un espantapájaros… Hay unos zumbidos incesantes en mis oídos, en uno una araña teje su red, en el otro, un grillo canta toda la noche… Mi catarro, que causa un estridor en mi garganta, no me deja dormir. La fatiga me ha doblegado, y el asilo que me está aguardando, es la Muerte.”

El poderío que irradia la imagen de Cristo hace honor a su nombre pues estamos ante una talla portentosa, de gran carácter y expresividad, vanguardista, aunque inserta en el tradicionalismo del arte sacro. En un maravilloso dominio de los volúmenes modela la dureza de un rostro que, con la mirada baja, no olvida otorgarle la serenidad y humildad de quien asume su destino, y lejos de representarnos un hombre abatido, sus ojos, en contacto con el fiel, miran y es mirado.

“Mi Cristo para Sevilla”. No hay leyenda más hermosa que el maestro pudiera tallar en la peana de su imagen como símbolo del orgullo que sintió al verlo terminado, cuando la madera cobró vida y vio en ella a Cristo.

Dicen los que conocieron al maestro que fue una persona introvertida y callada, pero siempre  inconformista e innovador en su arte. Él mismo, definía su obra como fruto del desgarro: "(...) Mi arte es la expresión del alma de mis amigos que han muerto luchando por un ideal. Son como sueños torturados. Expresiones no sólo de la simple imaginería, sino de la fuerza que yo siento. Los que me tachan de duro, no saben que yo no puedo vender mi arte a los que solo quieren ver reflejados muñecos bonitos".

Es una pena que la Hermandad no decidiera acometer la renovación completa del misterio, porque sin desmerecer la obra de Lastrucci, Ortega Bru posee una calidad artística y un sello personal muy alejado de aquel.

Por ello Luis Ortega Bru, es a día de hoy, un referente de la imaginería procesional española del siglo XX, con  obras vanguardistas y desgarradoras, fruto de un espíritu rebelde y soñador  que no le impidió embargar sus obras de un halo de misticismo que no deja indiferente a quien las contempla.


señor del Soberano Poder ante Caifás de San Gonzalo / ISRAEL ADORNA

Laura Sánchez Rosique.
Historiadora y Crítica de Arte.

No hay comentarios: