''Al final, mi vida, se mide por cada Semana Santa''

Antonio Bejarano


lunes, 16 de septiembre de 2013

Al hilo de una descoronación .....Aclaraciones sobre las coronaciones canónicas.

Habla la prensa de una coronación canónica en la Villa de Cieza, las crónicas empiezan a hablar de que hubo una descoronación de la Virgen del Buen Suceso, pero.... ¿por qué?¿ a qué se debe tanto alboroto mediático? -reducido - claro está.
 
Pues bien tal y como se leía en la misa de recibimiento de la Santísima Virgen del Buen Suceso de Cieza, patrona de Cieza, sus gentes y su huerta melocotonera y olivera, el Señor Obispo de la Diócesis de Cartagena, D. José Manuel Lorca Planes , decretaba la próxima coronación canónica de la Patrona de Cieza el próximo 14 de septiembre de 2014, acto enmarcado ,supongo yo , dentro del Centenario de la mayor institución a nivel organizativo de Cieza, la Junta de Hermandades Pasionarias de Cieza.
 Nos hemos tirado al barro sin previamente tener pajolera idea de lo que es una coronación canónica, no hablo de la organización sino del pueblo, que bien estaría, que se le dijera que es eso que tanto está siendo dicho por los rincones de esta medieval Ciezar,vamos que narices es una coronación canónica, y su porque; pues bien yo a título personal y en este mi pequeño espacio de opinión y sabiduría voy a arrojar un poco de luz sobre la terminología de dicho acto y lo que engloba, así que aaaarancamos:
 
El ritual de la Coronación Canónica es una ceremonia a través de la cual la Santa Sede concede un privilegio a determinadas imágenes marianas del mundo-destacadas tanto por su antigüedad como por la especial veneración que el pueblo les profesa- a través de la imposición solemne de una corona, atributo que simboliza la realeza de María, así como su victoria y dominio sobre todo  el orbe cristiano (1).
 
 Conviene señalar que el origen de la ceremonia se encuentra en la predicaciones del religioso capuchino Girolamo Paulucci de Calboli da Forli (Forli, 1552 - Parma, 1620), quien las terminaba con la imposición de una corona a las imágenes de María más veneradas en el lugar donde realizaba sus misiones; sin embargo, no sería hasta fechas muy recientes cuando el pontífice Pío XII instituyó oficialmente la memoria litúrgica del Reinado de María, promulgándose a tal efecto la Encíclica Ad Caeli Reginam, que data del añ 1954.
 
Enlace del texto Ad Caeli Reginam:
 
 
A continuación paso a explicar los tipos de coronaciones que se pueden dar:
Según la instancia o autoridad eclesiástica concedente, la coronación canónica puede ser:

Pontificia: concedida por el pontífice, en este caso Francisco I.

Diocesana: concedida por un obispo de diócesis. Inicialmente el obispo sólo tenía la iniciativa, declarando la coronación el Capítulo de San Pedro. Juan Pablo II agilizó el trámite otorgando la competencia al Ordinario de Lugar.

Litúrgica: es aquella que no necesita de permiso alguno, que la realiza cualquier eclesiástico y puede llegar a ser elevada al rango de Canónica Diocesana.
 
Por lo que según esta clasificación nuestra patrona será una coronación canónica diocesana, puesto que la ha otorgado el Obispo de la Diócesis de Cartagena.
 
Y por qué se hace una corona o se le pone una corona después de pasado un año, he aquí la respuesta:
 
En cuanto a la diadema o corona ha de unir la dignidad y nobleza a la sobriedad, tanto en los materiales como en la ejecución, según los condicionantes culturales y los gustos artísticos de la comunidad, de modo que sea símbolo adecuado.
 
Se recomienda para su celebración preferentemente alguna memoria de la Virgen u otro día festivo: en este caso será un domingo, día del Señor, víspera de la Solemnidad de todos los Santos: no olvidemos que María es Reina de todos los Santos y la Panagia o Toda Santa.
 
Y en qué momento del misal se suele hacer la coronación de la Sagrada Imagen por parte del obispo:
 
La coronación suele realizarse dentro de la Eucaristía, lo más frecuente aunque también puede hacerse en el marco de las Vísperas de la Liturgia de las Horas o de una Liturgia de la Palabra. Todo transcurre del modo acostumbrado hasta la homilía, que debe resaltar el papel materno y regio  de María en la Iglesia. Frecuentemente la(s) corona(s) es/son portada(s) en la procesión de entrada.

Después de la predicación, ministros, generalmente los padrinos, llevan la corona al Obispo, que, despojado de la mitra, recita la oración de bendición y la rocía con agua bendita. A continuación procede a su imposición sin decir nada; si es una imagen de la Virgen Madre, primero se corona la imagen del Niño Jesús, y después la de María. A continuación se canta una antífona o canto que exalte la realeza de María mientras el Obispo inciensa la imagen. Acabado el canto, se hace la oración de los fieles y continúa la misa del modo acostumbrado.
 
Es muy frecuente, al menos en nuestras latitudes, que todo acabe con una procesión triunfal en reconocimiento de la dignidad que la Iglesia ha conferido a esa efigie mariana.
 
 
NATURALEZA Y SIGNIFICADO DEL RITO
La santa Madre Iglesia no ha dudado en afirmar repetidamente la legitimidad del culto tributado a las imágenes de Cristo, de su Madre y de los santos y con frecuencia ha adoctrinado a los fieles sobre el significado de este  culto.
2. La veneración a las imágenes de Santa María Virgen frecuentemente se  manifiesta adornando su cabeza con una corona real. Y, cuando en la imagen la  santa Madre de Dios lleva en los brazos a su divino Hijo, se coronan ambas  imágenes. Al efectuar el rito, se ciñe primero la corona a la imagen del Hijo y  luego a la de la Madre.

3. La costumbre de representar a Santa María Virgen ceñida con corona regia  data ya de los tiempos del Concilio de Éfeso (del año 431), lo mismo en Oriente  que en Occidente. Los artistas cristianos pintaron frecuentemente a la gloriosa  Madre del Señor sentada en solio real, adornada con regias insignias y rodeada  de una corte de ángeles y de santos del cielo. En esas imágenes no pocas veces  se representa al divino Redentor ciñendo a su Madre con una refulgente corona.

4. La costumbre de coronar las imágenes de santa María Virgen fue propagada  en Occidente por los fieles, religiosos o laicos, sobre todo desde finales del  siglo XVI. Los Romanos Pontífices no sólo secundaron esta forma de piedad  popular, sino que, además, «muchas veces, personalmente con sus propias manos, o  por medio de Obispos por ellos delegados, coronaron imágenes de la Virgen Madre  de Dios ya insignes por la veneración pública.» Y, al generalizarse esta  costumbre, se fue organizando el rito para la coronación de las imágenes de
Santa María Virgen, rito que fue incorporado a la liturgia romana en el siglo  XIX.

5. Con este rito reafirma la Iglesia que Santa María Virgen con razón es  tenida e invocada como Reina, ya que es:  - Madre del Hijo de Dios y Rey mesiánico: María, en efecto, es Madre
de Cristo, el Verbo encarnado, por medio del cual «fueron creadas todas las  cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones,  Principados, Potestades»;Madre del Hijo de David, acerca del cual dijo el ángel  con palabras proféticas: «Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor  Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para  siempre, y su reino no tendrá fin»; de ahí que Isabel, llena del Espíritu Santo,
saludó a la Santísima Virgen, que llevaba a Cristo en su seno, como «Madre del  Señor»;

- es colaboradora augusta del Redentor: pues la Santísima Virgen,  como nueva Eva, por eterno designio de Dios, tuvo una relevante participación en  la obra salvadora con a que Cristo Jesús, nuevo Adán, nos redimió y nos adquirió  para sí, no con oro y plata efímeros, sino a precio de su sangre, e hizo de  nosotros un reino para nuestro Dios;

- es perfecta discípula de Cristo: la Virgen de Nazaret, dando su  asentimiento al plan divino, avanzando en su peregrinación de fe, escuchando y  guardando la palabra de Dios, manteniéndose fielmente unida a su Hijo hasta la  cruz, perseverando en la oración con la Iglesia, intensificando su amor a Dios,  se hizo digna, de modo eminente, de «la corona merecida», «la corona de la  vida», «la corona de gloria» prometida a los fieles discípulos de Cristo; y, por  ello, «terminado el curso de la vida terrena, fue asunta en alma y cuerpo a la gloria celestial y enaltecida por el Señor como Reina del Universo, para que se  asemejara más plenamente a su Hijo, Señor de los que dominan y vencedor del  pecado y de la muerte»;

- es miembro supereminente de la Iglesia: esclava del Señor, que fue  coronamiento del antiguo Israel y aurora santa del nuevo pueblo de Dios María es  «la parte mayor: la parte mejor, la parte principal y más selecta» de la  Iglesia; bendita entre las mujeres. por el singular ministerio a ella  encomendado para con Cristo y todos los miembros de su Cuerpo místico, como  también por la riqueza de virtudes y la plenitud de gracia, María sobresale
entre la raza elegida, el sacerdocio real, la nación consagrada, que es la
Iglesia; y, por ello, con toda justicia es invocada como Señora de los hombres y  de los ángeles y como Reina de todos los santos. Y la gloria de la Santísima  Virgen, hija de Adán y hermana de los hombres, no sólo honra al pueblo de Dios,  sino que ennoblece a todo el género humano.
6. Al Obispo de la diócesis, juntamente con la comunidad local, corresponde  juzgar sobre la oportunidad de coronar una imagen de la Santísima Virgen María.  Pero téngase en cuenta que solamente es oportuno coronar aquellas imágenes que,  por la gran devoción de los fieles, gocen de cierta popularidad, de tal modo que  el lugar donde se veneran haya llegado a ser la sede y como el centro de un  genuino culto litúrgico y de activo apostolado cristiano. Con el tiempo  conveniente, antes de la celebración del rito, se ha de instruir a los fieles  sobre su significado y sobre su carácter exclusivamente religioso, para que  puedan participar con fruto en la celebración y sepan entenderla debidamente.

7. La diadema o corona que se ponga a una imagen ha de estar confeccionada  de materia apta para manifestar la singular dignidad de la Santísima Virgen; sin  embargo, evítese la exagerada magnificencia y fastuosidad, así como el  deslumbramiento y derroche de piedras preciosas que desdigan de la sobriedad del  culto cristiano o puedan ser algo ofensivo a los fieles, por su bajo nivel de  vida.

II. MINISTRO DEL RITO

8. Es conveniente que el rito sea oficiado por el Obispo diocesano; si él no  pudiera personalmente, lo encomendará a otro Obispo, o a un presbítero, con  preferencia a alguno que haya sido activo colaborador suyo en la cura pastoral  de los fieles en cuya iglesia se venera la imagen que va a ser coronada. Si se  va a coronar la imagen en nombre del Romano Pontífice, obsérvense las normas que  se indiquen en el Breve Apostólico.

III. ELECCIÓN DEL DÍA Y DE LA ACCIÓN LITÚRGICA

9. El rito de la coronación ha de realizarse en alguna solemnidad o fiesta  de santa María Virgen, o en algún otro día festivo. Pero no conviene hacerla ni  en las grandes solemnidades del Señor ni tampoco en días de carácter  penitencial.

10. Según las circunstancias, la coronación de la imagen de la Santísima  Virgen María puede hacerse dentro de la Misa, en las Vísperas de la Liturgia de  las Horas, o en una adecuada celebración de la palabra de Dios.

IV. COSAS QUE HAY QUE PREPARAR

11. Para el rito de la coronación, además de lo necesario para el acto  litúrgico al que se une, se ha de preparar:

- el Ritual de la coronación;
- el Leccionario Romano;
- la corona o coronas, dispuestas en un lugar conveniente;
- el recipiente del agua bendita con su aspersorio;
- el incensario con la naveta del incienso y la cucharilla.

12. Las vestiduras sagradas han de ser de color blanco o festivo, a no ser   que se celebre una misa que requiera ropa de otro color.

Si se celebra misa, prepárese:

- para el Obispo: alba, estola, casulla, mitra y báculo
pastoral;

- para los diáconos: albas, estolas y, si parece oportuno,
dalmáticas

- para el lector y los demás ministros: albas u otras vestiduras
legítimamente admitidas.
Resaltar algunas de las coronaciones canónicas más importantes:
*  1904-Virgen del Pilar de Zaragoza. 1435 atribuida a Juan de la Huerta.
*  1904 - Virgen de los Reyes. Patrona de Sevilla. Anónimo (siglo XIII).
 * 1964 - Virgen de la Esperanza Macarena. Dolorosa de Sevilla. Círculo de Pedro   Roldán (hacia 1680).
*1984 - Virgen de la Esperanza de Triana. Imagen Dolorosa de Sevilla. Antonio Castillo Lastrucci (1929).
*1909 y 1960 - Virgen de la Cabeza. Patrona de Andújar. José Navas-Parejo Pérez  (1944).
* 1927-Virgen de la Fuensanta .Imagen de origen gótico. Patrona de Murcia.
* 2006.Virgen de los Dolores, Cofradía de Jesús, Francisco Salzillo (1756).Murcia.
 
Fuentes:
 
 
José María Cámara Salmerón
Cofrade , Soñador y enamorado de ella
17/5/13
 
 

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