Si
en Cieza hay un misterio que está grabado a fuego en el corazón de sus
habitante ese es el de Cristo en la Cruz, pero no un Cristo cualquiera, no,
sino el que lleva por bandera el Consuelo.
El
tres de mayo es, quizás, lo más cercano que el ciezano esta de poder tocar la
gloria bendita. El tres de mayo la vieja ciudad se transforma en un río de
devoción, consuelo y súplicas cuando nuestro Señor camina por las calles de
nuestra localidad. Para los que ciezanos nos sentimos ,el mes de mayo tiene un
sentido especial ,nos trae aires de recuerdos a la Semana Santa que se nos fue,
pero también nos recuerda que Cristo esta entre nosotros, que Resucitó y que
alegremente regresará a su ermita en la ciezana tarde del tres de mayo.
Otro
año más al filo de las siete de la tarde las campanas rompieron la calma del
viejo casco antiguo, otro año más la calma de los ancianos que hacen de la plaza
su lugar de tertulia se vio turbada cuando la imagen del Divino Redentor cruzó
el dintel de la basílica .Comenzaba un trayecto de dos horas en las que el
pueblo evidenció que su Santo Cristo es punto y aparte para ellos, y es que podrán venir
modas nuevas, podrán cambiar los signos políticos, la sociedad podrá
evolucionar, pero lo que nunca cambiara será la forma en la que los ciezanos
miran y sienten al Faro Luminoso en sus corazones.
Al paso del cortejo pétalos
por cientos cayeron desde los balcones y ventanas cuando frente a ellos la
imagen del Redentor pasaba al solemne compás que marcaban las marchas
procesionales ¡Que recuerdos de tiempos pasados nos trajeron marchas tan
clásicas como Mektub, Nuestro Padre Jesús o Jerusalén !. Esencia pura de la Semana
Santa de siempre, pero pilar fundamental de la de hoy.
Entre
marchas y pétalos el caminar del CRISTO de los ciezanos se convirtió en un incesante
inicio de conversaciones intimas entre Jesucristo y sus protectores.Es el transcurrir del cortejo un muestrario de lo que inspira en el ciezano esta talla : Niños con
apenas un año saltaban de alegría en los brazos de su abuelo cuando veían
aproximarse la sagrada imagen – por sus venas ya corre la sangre ciezana, es
obvio-, pero también hubo tiempo de que la mujer anciana le pusiera un ramo de
flores en un lateral pidiéndole ,quizás ,otro año más de vida para poder
convertir sus ojos en mares de devoción cuando ve pasar a su Señor cada año por la
puerta de su casa. Tantas y tantas conversaciones tienen lugar cuando el Santo
Cristo pasa que sería imposible conocerlas todas, y menos, plasmarlas en el
papel que sirve de acomodo a esta crónica.
Lo
que está claro es que el ciezano se alza como nunca cuando pasa el Cristo del Consuelo, al
igual que esa mujer que en silla de ruedas ve pasar la vida pero que para
besarle los pies a su Señor saca fuerzas
de donde no las hay para levantarse y besarle sus pies llagados. Ese
gesto puede resumir lo que fue el Camino Madrid otro año más, un trayecto que aúpa
el corazón de los ciezanos para ponerle himno a la tarde más ciezana, la del tres
de mayo. Tarde en la que Cristo regresa a su ermita llevado en volandas por el
pueblo, pueblo que durante todo el año le reza, le pide consuelo, lo acompaña o
simplemente va a buscar en Él la calma que le falta, calma que se rompe cuando
la voz se alza para cantarle las letras que llevan impresas en sus corazones
los ciezanos: Cristo Bendito Gloria de
Cieza, Consuelo Dulce del Corazón…
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José María Cámara Salmerón
Cofrade y Soñador
17/5/13
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